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Etapas del desarrollo del niño

UN POCO DE HISTORIA

 

 

Las ideas, los conceptos, que tenemos actualmente sobre la infancia han cambiado en apenas un poco más de un siglo.

 

 

Hasta el siglo XVII o XVIII, la valoración de la infancia era más bien negativa, por efecto sobre todo, de las concepciones religiosas. Para muchos, el niño era un ser perverso porque había nacido del pecado original y la tarea de la educación era arrancarles las malas inclinaciones. De ahí las prácticas “educativas” tan salvajes que se han realizado con los niños.

 

 

La etapa de la infancia era muy corta y apenas el niño no requería cuidados especiales, entraba a formar parte de la sociedad adulta, sin ningún otro miramiento. El historiador francés Ariés, sostuvo que los niños eran considerados como algo con lo que uno podía divertirse, en el mismo rango que cualquier animal. La mortalidad infantil era altísima, y cuando moría un niño no solía sentirse demasiado. En cualquier caso, otro vendría a sustituirlo pronto.

 

 

La escuela estaba reservada a unos pocos (los que iban a ser clérigos) y los niños lo aprendían todo al lado de los adultos en modo práctico.

 

 

Con la edad moderna comienza una nueva valoración de la infancia, con Rousseau a la cabeza, que preconizaba que el niño al nacer es esencialmente bueno, y que es la sociedad la que lo pervierte. Gracias a esta visión (y la de otros filósofos) la visión hacia la infancia comienza a cambiar. A comienzos del siglo XX aparecen tres influencias que van a cambiar la idea sobre la infancia y los niños: por un lado, Sigmund Freud que con su psicoanálisis afirma que los trastornos psicológicos de los adultos se originan durante la infancia, lo que llevó a considerar a esta etapa, crucial.

 

 

Por otro lado, se crea el concepto de cociente intelectual (Alfred Binet) que modifica la visión de lo que se creía que podían dar de sí los niños.

 

 

Y por último, la corriente psicológica llamada conductismo (J.B.Watson y B.F.Skinner) que propugna limitar el estudio psicológico a la conducta observable y que atribuye la formación e nuevas conductas a las influencias del ambiente.

 

 

A partir de 1930, muchos autores van avanzando en la comprensión de la evolución del niño, y es con Jean Piaget que podemos comprender como se desarrolla la inteligencia infantil desde el nacimiento hasta llegar a la edad adulta.

 

 

A partir de la mitad del siglo XX, va cambiando la idea sobre los niños, surge la necesidad de proteger a la infancia, ya no se considera apropiado el castigo físico. Sin embargo, todo el conocimiento sobre la mentalidad infantil, su desarrollo y evolución, no influyen demasiado en la escuela, que salvo algunos casos como el de Montessori, sigue con métodos obsoletos de enseñanza.

 

 

EL DESARROLLO INFANTIL

 

 

Un niño desde que nace, está en continuo desarrollo y evolución. Conforme van pasando las semanas, este desarrollo evolutivo nos permite conocer lo que podemos esperar del niño, lo que su edad y desarrollo neurológico le va a permitir hacer.

 

Así, si un niño con nueve meses de edad, ya arranca a caminar, significa que neurológicamente está preparado para hacerlo. Pero no todos los niños lo hacen al mismo tiempo, por eso se delimitan las etapas de desarrollo. De modo que un niño con once meses de edad que arranca a caminar, también está dentro de la etapa normal para hacerlo. Pero si un niño tiene veinte meses de edad y no camina aún, esto indica que hay que averiguar que está fallando en su desarrollo neurológico, ya que con veinte meses el desarrollo normal ya le permite hacerlo.

 

 

ETAPAS

 

 

Hasta el año y medio o dos, el niño se relaciona con el ambiente a través de sus sentidos, y de sus emociones. A partir del segundo año aparece el lenguaje, que significa que el niño ya puede representar un objeto mediante una palabra.

 

 

Entre los dos y los siete años, el niño reconstruye por medio del lenguaje muchos de sus conocimientos anteriores. Su capacidad de atención, sin embargo, sigue siendo limitada y permanece en una fase llamada egocentrismo, en la que está muy apegado a los aspectos externos de las situaciones. Domina las palabras pero no enteramente su significado. No capta el sentido de la ironía, no entiende los chistes.

 

 

De los siete a los once años, el niño organiza sus acciones en sistemas de conjunto y realiza grandes progresos en la aplicación de nociones lógicas, pero todavía sigue apegado a la situación concreta en la que se encuentra. Puede dominar el reloj, pero sin comprender enteramente el paso del tiempo.

 

De los once años a los quince, el adolescente ya puede razonar de forma hipotético-deductiva (avanzar en el tiempo a una situación futura, que aún no existe) y aplicar los conceptos básicos del pensamiento científico.

 

 

De manera que el niño no está de verdad, tan preparado para entendernos, como puede hacernos parecer su lenguaje. Si a una niña de seis años su papá le dice que está fea, cuando ella le muestra un nuevo vestido, esta broma adulta la niña no la comprende y se siente mal porque su papá la encuentra “fea”.

 

 

Cuando un adulto riñe a un niño por algo que ha hecho, y éste le promete que no lo hará más, y al cabo de un rato vuelve a hacerlo, es porque el niño no comprende el paso del tiempo, no es que sea un mentiroso.

 

 

Así que es muy importante en el cuidado de los niños, no dejarnos engañar por su aparente autonomía y lenguaje, y creer que está mental y emocionalmente, al mismo nivel que un adulto.

 

 

El niño no miente por maldad, no se burla de nosotras con sus conductas. El niño vive en un mundo concreto (no abstracto, como la verdad, la bondad, la belleza) y no capta (todavía) el aspecto abstracto ni de las cosas ni de las relaciones.

 

 

Sobre todo hay que observar sus conductas, comprender por qué las hace realmente (recuerdas lo de llamar la atención ¿verdad?) y observar nuestra conducta, y cómo estamos favoreciendo esas conductas (tanto las que queremos como las que no queremos).